Ayer me sentí terriblemente identificado... solo cambiando Nueva York por Buenos Aires.
Truman Capote – Nueva York (1946) en “Los perros ladran”
(...) Pertenece a esa secta que ha sido apresada irrevocablemente por Nueva York, la de los seres talentosos sin talento, que son demasiado agudos para soportar un clima provinciano, pero que no son lo suficientemente agudos para respirar libremente en el que anhelan, y entonces neuróticamente se aferran a las fronteras de la vida neoyorquina.
Sólo el éxito, y el éxito es una cumbre peligrosa, puede dar alivio, pero para los artistas sin arte, siempre es tensión sin escape, irritación sin el premio de una perla. Tal vez surtiría efecto si el deseo de triunfar no fuera tan tremendo. Se sienten obligados a probar algo, porque la clase media de Estados Unidos, de la que salen casi todas las personas así, tienen palabras marchitas para sus hombres sensibles, para sus jóvenes que experimentan, y no demuestran enseguida que lo que hacen les va a dejar dinero a corto plazo. Pero, si una civilización fracasa, ¿es dinero lo que se encuentra entre las ruinas?¿O es una estatua, un poema, una obra de teatro?
Lo que no equivale a decir que el mundo esté obligado para con M, ni para nadie. En el estado en que se encuentra, difícilmente podría hacer un poema, un poema bueno, quiero decir. Sin embargo, es importante, y hay mucha verdad en ella. Se merece un destino mejor que pasar de una adolescencia tardía a una prematura madurez sin período intermedio, y nada que ofrecer.
Truman Capote – Nueva York (1946) en “Los perros ladran”
1 comentario:
Yo hace 10 años que me identifico con ese texto!
Aunque es muy cruel, es muy real... de hecho conozco muchos a los que se les aplicaría, pero no me atrevo a decírselos!
Y otra genial frase de TC que va de yapa:
"No hay nada más agotador que permanecer perfectamente quieto"
(también se aplicó/aplica a mí en varios momentos...)
Fabián.
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